Y me pensaba que eras de oro,
y no me fundía con ellos,
tengo en mis manos la mina
de tu incandescente hierro.
Llévame a la región solo,
loba gris de los aceros,
deborame bajo el árbol,
¡que su sombra me abra el pecho!
-no más negra que tu garra-,
sombra de lo que ha abierto,
sólo sombra de la sombra
son tus soles en mi cuello.

1 comentario:

blo dijo...

megustamegustamegustamegustamegustamegustamegustamegusta!
en un analisis más exahustivo intentaré decirte q me inspira :)

mi elegía?aún no he muerto, aunq un poco cada dia

(he vuelto por estos lares)