-Mar tallado-

A mi derecha un trazo
de una mina cristalina,
estela en puro rojo
por tu mano que se libra.
Verte atrás e imaginar:
es mi condena cada día,
imaginar que te vuelves
mas tú trazas mi desdicha.
¿Jamás veré los bocetos?
rojos como la herida
que tú, ocaso, al mirarte
en mis ojos esculpías.
Y no existe más vela
que derrita la cera fría
que el desnudo en dorado,
tu gran expresión lumínica.
Babeante, neonata,
cera móvil y continua,
fusionada por tu pelo
¡rojo!, como la brasa viva.

Otra vez viene el boceto
rojo como la mañana,
antes de ponerse el sol,
después de morir el alba.
Grises de ti misma dejas
centellas atrás de lana
hilando en un conjunto
nuestra prenda colorada.

No trazas hoy el nuevo día,
sola te meces mientras lees,
no son rojos los destellos,
fueron ocre en tu crecer.
No susurra el corazón
a la brasa que ocaso fue,
no despierta en tu seno
la rabia propia de mujer.
Llamas al lucero oscuro
que de su llama brota fe,
no pronuncias a la tierra
a preguntar su parecer.
Te has guiado en el camino
que sobre ti, ocaso, es
el pie grande y finito
cuya cabeza no se ve.

ruido alguno brota aquí,
un caparazón de insecto,
ni el palpitar se oye
de sus patas sobre el suelo,
Únicamente el reclamar,
El que me tienta tu cuerpo,
natural entre la hierba,
gigantesco por mi sexo,
ínfimo entre la idea
de que mío pudiera serlo,
Únicamente audible,
El que amordaza al silencio.

II

Siento miedo al reencontrarme con lo que un día pudo ser algo fuera de lo normal, me gusta experimentar sensaciones nuevas tras la correcta aducción de mi cerebro, me adormilo ante la presencia de alguien encaramado sobre un árbol de metal, me eriza la presencia de quienes lo dan todo por eludirse de la soledad o el aburrimiento, no me gusta el a través del cristal, ni lo que le precede sino lo que está dentro del mismo, me abandono al pensar que es demasiado, sin embargo, pienso demasiado que abandono, y eso me activa, como en este momento, un clásico en mi vida, un renacer en una madrugada nublada, sentado, como cada noche, en mi silla desmontable granate y movediza. Ahora mismo soy una ingrávida moviola suspendida en la inmensidad de este folio, proyectando una segunda parte. Y me toca hacerlo solo.