Cada gota en el cristal de este tren que traquetea a la velocidad de verte, esta mañana que late al tritmo de los objetos que alcanzo a ver tras la ventana, este manto gris y ajeno de vidas anexas a mí, sentadas esperando a revivir en la estación. Cada uno de estos borbotones de movimiento, me hacen sentir alguien, alguien que se disgrega, se disgrega de sí mismo para reunirse contigo. Tú, eres la más pura expresión de que ello existe, lo más natural y primitivo. ¿Por qué más bonito cada vez que los muros de las palabras nos tapian? Es mi gran enigma. Es el enigma que me hará codificar aquí, en este papel, junto con la ayuda de los jeroglíficos transparentes que forman las gotas en el cristal y el huidizo paisaje de árboles atletas que corren tras ellas, lo que nunca le podré decir y siempre sabrá. Quizás por eso me guste escribir.

Noviembre de 2008. Yo, desde Murcia de camino a Barcelona. Ella, desde Lucerna de camino a Barcelona.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Imposible!!! El camarada Antonio escribiendo prosa. Me encanta, debo reconocer que, aunque con tu propio estilo, esta narración es merecedora del reconocimiento de prosa y que no tiene nada que envidiar a la del señor Pablo.

Un saludo del prisionero de la montaña.
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