.-Cortinilla-
.
.
Sin duda algo se asoma,
derrumbamiento en rodillas,
¡mira arriba, a la ventana,
qué inquietud tras la cortina!
Entre un humo de hilos que
invisible mano anima,
¡oh, cortina!, ¡a cinco metros!
Tiemblo. ¿Qué hay arriba?
.
¡No hay mano!, lo juro, finos hilos
cuelgan tan suaves, se doblan:
¡¿Quién está ahí arriba!?
Humeando sus serpientes
¡¿Quién las volatiza?!



(Este es, sin duda, el sueño más terrorífico de mi vida, hace un mes, casi dos, fue sufrido).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando en vez de fantasmagóricas cortinas soñabas, eran aventuras las que dormías, ahora por en una enfrascarte, Dios, el Altísimo invirtió tu natural orden y mientras aventuras vives, el castigo en sueño te viene.

Quizás razón tu tenías, al querer vivir tu aventura, quizás el Pecado es vivirse en la violencia de lo inmediato, pero para aquellos que matan su origen nato, para esos es reservado el peor castigo, ser velados con el manto de su propia aventura(mentira). La aventura(mentira) del Buscón (Don Pablo Cimorras) de Quevedo.

No obstante, finalmente, de la Verdad no huimos, y si lo intentamos, hasta en el Sueño acto de presencia hace.
La tradición se mata, "hexis" (el hábito) muere, las noches de solomillo se apagan, en un dulce recuerdo allende. Si, es verdad, en breve también partiré a una aventura. Pero ¡me iré de aquí SILENTE, sojuzgado a la BELLEZA MURCIANA. ¡Jamás blasfemaré contra su ser o contra sus gentes! No haré tal grosera comparación, porque en el inemsno azar de la existencia, yo caí aqui, en la huerta húmeda y a veces pútrida.

¡Nunca saldrán de mi palabras tardas! Ni Berlín, ni Londrés, ni Roma, ni París, ni Colonia, ni Milán, ni Marsella, ni Bristol. Jamás blasfemaré contra mi pobre Murcia, pues mcuhas malas palabras se han dicho contra ella.