TAN Terribles radiaciones que la avena
de tu campo de rizos fruñe y ciñe
mis dos cejas contra la ardiente arena.
TAN Terrribles radiaciones que tu cuello,
el pedestal de tu castaña niebla,
confúndeme y disgrega entre el rostro que te puebla.
de tu campo de rizos fruñe y ciñe
mis dos cejas contra la ardiente arena.
TAN Terrribles radiaciones que tu cuello,
el pedestal de tu castaña niebla,
confúndeme y disgrega entre el rostro que te puebla.
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