Tiembla el aguijón del llanto,
zumba el ala que remonta
tan triste el vuelo en tu espalda
hasta tu niebla de proa,
a la bruma de mis dedos
congelada en tu memoria.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dichosos los ojos que se precian a obserbar un nuevo escrito en este tu panal.
Espero, ya que para algunos ha empezado el curso, que la frecuencia de publicacion de tus entradas aumente progresivamente respecto a lo que antes era.

No lo sueltes.
Fyo.